Skin & Art TATUAJES PASO DE LOS LIBRES

Escritos en el cuerpo, los tatuajes nos demuestran una vez mas algo que ya sabíamos: que todo lo humano es ajeno a lo natural , que de ser cada vez mas artificiales ( mas culturales ) se trata. Tatuarse es demostrarle a la propia naturaleza que somos incompletos. aquello que resta es lo que nota, lo que denota, la marca en la piel, a veces bizarra , siempre contundente.

Un axioma elemental para diferenciar al hombre del reino animal consiste en asignarle al primero características, propiedades o perfecciones que el segundo no puede poseer. El hombre , a diferencia del animal, piensa. El hombre ríe. El hombre lee. El hombre... El hombre... Bien: el hombre se tatúa, pinta sobre su propio cuerpo motivos simples o exóticos. ¿para qué? Podrían arriesgarse miles de buenas razones, pero fundamentalmente, inconscientemente, tal vez trata de diferenciarse del animal. Hay en esa actitud una reacción a la naturaleza , una negación , un acto de autonomía, como si alguien dijese # hasta aquí llegaste#, y con eso sintiera que es dueño no solo de su propio cuerpo sino de su propia existencia. Cosas que no pueden explicarse fácilmente. Cuenta Georges Bataille que en una tribu africana sus miembros desconocían la palabra libertad. ¿por que? Porque eran libres. Probablemente tratar de explicar el hábito a tatuar el propio cuerpo o el ajeno sea índice de incomprensión. Probablemente sea un error, pero lo cierto que el hombre , a diferencia del animal , reconoce sus propios errores.

Llevar consigo algo por la eternidad . Ser marcado, poseído por aquello que no tanto se ha elegido sino que nos ha elegido a nosotros.

Un mero motivo, un dibujo, un signo que habla por nosotros , nos identifica y dice mas cosas que las que nosotros podríamos decir verbalmente , esto es, quiénes somos, que deseamos, a quién adoramos, quién nos acompaña, de quién deseamos compañía, a quién odiamos. No es poco. Como tradición puede parecer hasta antihigiénica; como práctica, dolorosa. Pero el resultado siempre es bello , en el sentido que hasta la misma fealdad, en el punto opuesto, se parece mucho a la belleza (Van Gogh decía que lo feo puede ser hermoso, pero que lo lindo jamás)

Quién decide tatuarse debe, ante todo , llevar a cabo un trabajo de introspección indispensable: es algo que se piensa demasiado, que se evalúa detenidamente, que se consulta. Se piensa, se busca , se selecciona, se decide. Luego , en un rapto de valentía ejemplar , uno se somete a la metamorfosis in situ de animal humano en soporte, superficie pasíble de ser herida, dibujada, coloreada. Puede ser un motivo decorativo, unas comillas metafóricas en una zona insólita del cuerpo que indique a quien lo vea el sitio en el que debe prestar atención . O puede ser una guarda inmensa , que justamente oculte el sitio en cuestión bajo un manto de arabescos bizarros , simétricos, donde las imperfecciones ( o perfecciones) del propio cuerpo se pierdan e integren ese todo audaz , centro neurálgico de un laberinto de lineas que no llevan a ninguna parte, porque el límite es exacto, porque hay un marco definido que no se puede romper, un confín que no se puede atravesar. El propio cuerpo también es una cárcel : no se puede salir de ella.

El hombre ilustrado de Ray Bradbury es la meta, la conclusión , el máximo exponente imaginable de todo aquel que decide escribir sobre su cuerpo sus pequeñas o grandes obsesiones. ¿Que tatuar? ¿un nombre, una cruz, un pez espada? ¿una fecha, una calavera, un rodaballo ? no hay freno. Todo es posible en el mundo libre , en el que cada uno decide qué, como y donde , ilustra su propia #valija# ( en la novela Nocturno Indú , de Antonio Tabucchi , el protagonista mantiene un diálogo con un viejo que comienza con la pregunta : que hacemos dentro de estos cuerpos?, para terminar poniéndose de acuerdo en que a lo mejor son como valijas que nos transportan a nosotros mismos) .El mismo acto eroico de tatuarse ya indica algo. Los animales tampoco se exigen a si mismos ser valientes, tampoco sienten ningún placer secreto tolerando el dolor, conteniendo las lágrimas (pero lloran los animales?; las lagrimas de cocodrilo son realmente lágrimas?), imponiendo su voluntad al instinto de huir, de dejar las cosas para mas tarde, de olvidarlas para siempre. En la novela La Noche de Cazador , de Davis Grub , un predicador persigue insistentemente a dos huérfanos para arrebatarles el secreto del destino de un dinero robado por su padre. En la mano derecha debajo de cada uno de sus dedos grises , lleva tatuada unas letras que forman la palabra #Amor#. En la mano izquierda las letras dicen #Odio#. Que clase de hombre podría haberse hecho tatuar los dedos de ese modo , se pregunta el narrador, # ves esta mano que levanto? # , dice el predicador al niño en un momento , # ves las letras tatuadas en ella?# Odio y Amor , luchando uno contra otro , desde el vientre materno hasta la tumba#. Entonces el predicador se retuerce los dedos, uniendolos y contorsionándolos de una forma horrible, asiendo crujir las articulaciones mientras los dedos de una mano se aferran a la otra. Los tatuajes proliferan , nos acompañan, nos guste o no forman parte de nuestra cultura, es decir, entre muchas otras cosas sirven para que nos diferenciemos de los animales , y echa cobre la naturaleza una sentencia inefable , que parece decir, sin palabras , con signos : #No eres perfecta; nuestros cuerpos no son perfectos; te has olvidado de algo#. El tatuaje completa para algunos un error. Una expresión de mal gusto que es necesario reparar. Aquellos para los que la naturaleza es perfecta verán en esta práctica un síntoma de desequilibrio, de locura . En cualquier caso , solo se trata de nuestra propia piel. ¿ Evitaba Cezanne el reflejo del sol en las aguas? No . Entonces , dejen vivir al tatuaje. Después de todo, quizá tengan razón . Quizá la naturaleza olvido algo.

EL PROPIO CUERPO TAMBIEN ES UNA CARCEL